domingo, 25 de septiembre de 2016

CAMINATA HUILPA – QUEBRADA CUIRIPATA

Foto: K. Barrio
Siempre he considerado que las localidades de San Mateo y Matucana tienen un gran potencial para convertirse en los puntos de referencia para la práctica del montañismo en la sierra de Lima. Para eso tienen lo que se necesita: una infinidad de rutas de montaña de interés paisajístico, geográfico, deportivo e histórico, con diversos niveles de dificultad. Claro está que las localidades mencionadas podrán aprovechar de estos recursos ofreciendo servicios de hospedaje, alimentación, porteadores e incluso guiado, para lo cual las autoridades nacionales tendrían que difundir el proyecto y convertir la sierra de Lima en un punto importante para la práctica del montañismo que capte el interés de los aficionados a éste deporte.

Foto: K. Barrio
El último fin de semana de agosto decidimos hacer la ruta que parte de la localidad de Huillpa (3000 m.s.n.m.), ubicada a cinco kilómetros al suroeste de Matucana, con destino a la Laguna Huasca, para lo cual ubicamos previamente la ruta en la carta nacional para luego trasladar los puntos de referenciaal GPS. Antes de partir interactuamos con los pobladores de Huillpa y sus alrededores quienes nos dijeron: “…que el camino está allí, solo hay que seguirlo…”; “ …es un solo camino…”; “…sigan ese camino…”, frases alentadoras que nos dieron mucha confianza.

Este viaje se inspiro en un crónica publicada por Raul Arauco en el Blog del grupo Montanistas 4.0 (http://montanistas4.blogspot.pe/2012/01/hacia-la-laguna-huasca.html) del cual transcribo un fragmento: 

…cruzar un puente que nos lleva de camino hacia Huillpa que era el siguiente punto, al llegar nos percatamos que habíamos hecho más tiempo que otras veces, la velocidad ya no era la misma, nos preocupaba ya que en los planes estaba llegar a la laguna Huasca ese mismo día( como, buena pregunta) la neblina se asomaba en las montañas más altas, Francisco recordaba un reservorio de agua y yo un camino empedrado en partes a los costados, seguíamos subiendo, preguntamos a un poblador cuál era el camino hacia Huasca, nos señalo uno que a la vista ascendía y cruzaba alto, era cosa de seguirlo nada más, y de a poco se veían algunas casitas y entre la niebla se asomaba un camino recto, por donde bajaba un poblador con una alforja en la espalda, le preguntamos por la laguna y nos dijo que debíamos de seguir el camino y luego voltear a la izquierda por donde solo se veían la copa de algunos árboles, y al dar la vuelta nos dimos cuenta que el reservorio de agua estaba detrás nuestro y caminábamos entre el camino empedrado que recordaba, aparecieron 2 pobladores más que nos indicaban las montañas del lado izquierdo diciendo que la laguna se hallaba hacia allá y que veríamos estancias donde nos podrían decir que camino tomar, llegamos a un punto donde la neblina se hizo más densa y no nos dejaba ver más allá de algunos metros y ese fue un lugar clave para lo que vendría luego, Francisco recordaba seguir hacia la derecha, el camino se veía que continuaba, pero los pobladores nos dijeron que la laguna estaba hacia la izquierda, vimos una casita, pero no había nadie, así que luego de ir, volver y esperar algún corte en la neblina decidimos ir por la izquierda, ese camino no lo habíamos tomado antes, la niebla iba y se alejaba hasta que se mantuvo fija, a las justas llegamos a ver una pequeña estancia, los perros nos vieron antes y sus ladridos nos fueron guiando, solo había una pequeña niña de unos 5 años quizás, con la piel del rostro enrojecida debido a la altura, le preguntamos para donde estaba Huasca, y se fue corriendo hacia su pequeña casa seguida de unos cachorros de perro que luego jugaron con nosotros, comprendimos que esa sería su única reacción y ya no saldría de su casa, unos metros más llegamos a una construcción hecha de piedras y material noble donde se lleva al ganado para poderlo bañar y retirarle luego de aplicar al agua un liquido especial los ácaros y demás que pueda tener, encontramos delante de una pequeña cascada un espacio semi-plano lleno de piedras, algunas no las pudimos retirar, era las 6 de la tarde y Dios apaga la luz, hora de descansar, preparar un mate a las 10 y luego cenar a la 1 de la madrugada. Al despertar, y ver como el sol ilumina los picos de las montañas que estaban delante nuestro, no sabíamos si seguir el camino hacia Huasca.”

Foto: K. Barrio
Confiados en la información proporcionada por lo pobladores y lo leído en las crónicas, partimos aproximadamente a las nueve de la mañana, por un camino que marcado y visible que nos condujo los primeros cuatro kilómetros de la ruta hasta un punto en la quebrada Cuiripata, entre los cerros Huasca y Pitirotina, cuando el camino desapareció y se perdió entre el polvo y las piedras, posiblemente debido a naturales movimientos de tierra, sumado esto a la falta de mantenimiento, debido al poco interés económico o social que dicho camino representa. A partir de ese momento el camino solo estaba en la imaginación y en el recuerdo de los pobladores, pero para nosotros esto significaba estar frente a una inmensa pared que no sabíamos por donde rebasarla. Finalmente Nos tocó entonces apoyarnos en el GPS, el cual nos indicaba con claridad y precisión en que dirección se encontraba la laguna, pero a la vez totalmente incapaz de indicarnos cual era la ruta o camino más seguro que debíamos seguir para no terminar al borde de un precipicio. 

Foto: K. Barrio
Hicimos algunos intentos, siguiendo nuestro instinto, tratando de trazar una ruta, pero estos fueron infructuosos y nos condujeron a zonas peligrosas. Ya al borde del atardecer optamos por acampar a 4500 m.s.n.m., preparándonos para una noche fría.

A la mañana siguiente, con toda la calma del mundo levantamos el campamento y emprendimos el retorno, con el amargo sabor de no haber llegado a la laguna Huasca, la que según el GPS nos quedó a tres kilómetros de distancia, del otro lado de la pared. Fueron en total diez kilómetros aproximadamente de caminata que suman para nuestros entrenamiento personal.

Volviendo al inicio de esta nota, claro está que la sierra de Lima cuenta con rutas espectaculares para la práctica del montañismo, y muchas de estas están sumilladas en la web, pero falta que en la práctica sean señalizadas y si se tiene que cobrar un derecho a los usuarios para su mantenimiento y señalización, yo gustoso lo pagaría. Por ahora la solución practica esta en contratar los servicios de guiado de los pobladores u buscar las rutas en la aplicación o en la web de WIKILOC donde muchas de rutas de la sierra de Lima están publicadas en formato GPX para descargarlas directo al GPS recorrer la ruta con seguridad y eficiencia.


Quiero terminar esta nota haciendo un especial agradecimiento a Kathiuska Barrio, por sus invaluables aportes en la organización de esta caminata, por las buenas vibras y el cariño que nos transmite y por los acertados registros fotográficos a los que nos tiene acostumbrados. A continuación comparto con ustedes su relato:

"Continuando con las rutas de montaña y luego de haber realizado salidas de entrenamiento de un día, decidimos que ya era tiempo de realizar una salida de dos días, es así que como de costumbre Renzo se encargó de la ubicación de una ruta nueva y con la que por supuesto estuve de acuerdo.

Iniciamos con una primera noche de aclimatación en la localidad de Matucana para iniciar a primera hora del siguiente día destino al poblado de Huilpa, un anexo de Matucana, muy pequeño donde para mi sorpresa se dedican al cultivo de flores. Vi muchas calas preciosas y un par de tipos de flor que no se decirles el nombre. El inicio de esta fue muy alentadora ya que todos los pobladores (incluso los de Matucana) nos indicaron que tiene una ruta marcada, de hecho iniciando el camino fue tal cual.... una ruta marcada de ascenso constante pero bastante manejable, con una vista paisajista espectacular como nos tiene acostumbrados nuestra sierra limeña. Ya llegada la tarde llegamos a un punto en el que aquel espectacular camino marcado desapareció delante nuestro era tiempo de guiarnos solo con el GPS, sin embargo al intentar rebasar un par de cerros bastante exigentes decidimos bajar a una explanada donde poder acampar ya que ninguno de ellos nos ofreció la tan ansiada vista de la laguna y con la amenaza de que pronto nuestro farol natural se iba apagar y en su ausencia llegaría la oscura y fría noche, nos pusimos a buen recaudo en la carpa a abrigarnos y cenar algo para llenar nuestros cansados cuerpos de calorías que nos den algo de calor extra.

Foto: K. Barrio
La noche paso bastante aceptable y al amanecer con los primeros rayos de sol que empezaron a asomar a nuestra carpa decidimos levantar todo e iniciar el camino de descenso, con lastima de saber que estábamos tan cerca de nuestro objetivo pero sin ninguna señal que nos garantizara que hubiésemos llegado con bien a ella; igual queda la satisfacción del esfuerzo realizado y de haber compartido la magnífica experiencia de ser uno con la naturaleza tan bondadosa y dadivosa con nosotros y muchas otras agresiva y perversa tratando de preservar lo que nosotros depredadores pensantes vamos reduciendo en nuestro propio perjuicio. Querida tierra, será hasta otro momento." (relato de la caminata ala quebrada Ciuripata,  escrito por Kathiuska Barrio Ayulo).

Ahora solo queda descansar unas semana y planear nuestro próximo viaje a la montaña. ¿cuando?, espero que muy pronto; ¿a donde? aquisito no más; ¿por que? porque es lo que le da equilibrio a nuestras vidas; ¿con quien? con quien te haga reír cuando creas que tu cuerpo no pueda dar un paso más.