domingo, 21 de julio de 2019

NEVADO PACCHA, TESTIGOS DE LA DEGLACIACION.



Para quienes venimos visitando las montañas desde hace mas de treinta años no nos cabe duda que vivimos en tiempos de deglaciación, que viene dejando atrás el blanco esplendor, que según los registros, acompañó a las cordilleras peruanas y alcanzo su máximos niveles desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX y el cual se ve disminuido en estos tiempos, tal vez por la llegada de un ciclo natural: glaciación – deglaciación, o tal vez por acción del hombre, el cual gracias a la revolución industrial habría ejercido influencia en el calentamiento global.


Al margen de las de las teorías, es fácil apreciar en la cordillera de los andes la ocurrencia de drásticos cambios en en el paisaje como el retroceso de los glaciares, los cuales al tener su origen en las condiciones climatológicas, también se ven disminuidos cuando estas varían. Me permito complementar esta información con un fragmento de de un artículo escrito por César Portocarrero Rodriguez (http://www.eumed.net/rev/delos/05/cpr.htm) 

CONSECUENCIAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL Y DEL CONSIGUIENTE RETROCESO GLACIAR

El calentamiento global o incremento de las temperaturas del medio ambiente, debido a un incremento del fenómeno de invernadero, se ha probado que viene ocurriendo durante el presente siglo y presumiblemente bajo la intervención ahora del hombre.

Existen indicios apoyados por la estadística que la tendencia de elevación de la temperatura viene ocurriendo desde el siglo pasado. Sin embargo, han existido algunos factores que han detenido, menguado y quizás ocultado el calentamiento, como la presencia de aerosoles en la atmósfera y la presencia de sulfuros por efecto de erupciones volcánicas.

Por lo tanto, entre las décadas del 40 y 70 se aprecia una especie de estabilización de la temperatura debido a la acción de los aerosoles, pero a partir de mediados de la década del 70 se aprecia el abrupto incremento de la curva de temperaturas tal como apreciamos en el Gráfico N° 7. Es conveniente agregar que después de la erupción del volcán Pinatubo, en las Filipinas en 1991, la zona del trópico se cubrió de sulfuros, lo cual mostró una reducción de la temperatura aproximadamente por dos años en la faja tropical, pero una vez disipada esa capa de sulfuros continuó el calentamiento con la tendencia anterior.

Existen evidencias claras de los efectos del calentamiento global en los campos de la meteorología e hidrología; en principio, como es obvio, en la agricultura y en la salud de la población, especialmente en las zonas tropicales.


En esta ocasión el destino nos llevó a la Cordillera Central en un aproximación al Nevado Paccha, en una zona que según lo escasos registros fue visitadas entre los año cincuenta y setenta por expediciones extranjeras, especialmente alemanas, tal vez desde el año 1932, así como por expediciones polacas, suizas y americanas, no existiendo mayores registros de grupos peruanos sino hasta los primeros años del siglo XXI. 

Partimos desde la localidad de San Mateo por la carretera central hasta dejar esta siguiendo el desvío a Yuracmayo, en un viaje de aproximadamente dos horas y media hasta llegar al punto carretero ubicado en: -11.9318664, -76.0974274, desde donde caminamos poco menos de cuatrocientos metros para armar nuestro campamento base al pie de la Laguna Paccha, donde pasamos nuestra primera noche a poco mas de 4000 msnm y a poco menos de dos grados de temperatura, sumado a esto un lluvia torrencial, propia de estos tiempos de desorden climático. Al día siguiente, partiendo aproximadamente a las tres de la mañana, intentamos acceder al Nevado Paccha por una ruta al parecer muy antigua, que se constituye como una suerte de quebrada de aproximadamente mil metros de largo, conformada por bloques morrénicos que va por el lado oeste del Paccha, la cual nos condujo a un punto en el que continuar con el equipo ordinario resultaba imposible.


Esta ruta habría sido recorrida por nuestro guía hacía ya varios años y la cual según nos refirió en la actualidad se habría visto afectada por la deglaciación de la cordillera, lo cual hizo imposible progresar, puesto que era una buena ruta de ascenso en tanto estuviese cubierta de hielo.


La ruta nos tomo aproximadamente unos diez kilómetros entre ida y vuelta. Llegamos al campo base al borde del atardecer y con una tormenta pisándonos lo talones, la cual ya dentro de las carpas nos acompañó por las siguientes doce horas hasta que rompió el amanecer. Luego, solo quedaba levantar el campamento, volver al punto de la carretera donde nos esperaba el transporte especialmente contratado para la ocasión que nos llevaría de vuelta a San Mateo, desde donde emprenderíamos el retorno a Lima.

Renzo Miranda, José Uzquiano.

Carlitos e Ivan Canturini.


Los Cuatro.