sábado, 5 de mayo de 2018

CALLANGO-CAÑON DE LOS PERDIDOS-OASIS-COLLUNGO


Actualmente no es complicado visitar el Cañón de los Perdidos. Una carretera afirmada nos puede llevar en poco más de una hora desde la localidad de Ocucaje, incluso hay agencias de viaje que nos pueden ofrecer un viaje desde Lima en un producto que llaman full day”, como si no existiera una palabra en castellano para denominarlo. Pero para nosotros que nos gusta caminar decidimos esta vez incorporar la exploración del cañón como parte de una expedición de mayor envergadura al desierto de Ica, de casi sesenta kilómetros de recorrido, que empezaría en la localidad de Callango en el valle del río Ica y terminaría en las cercanías de Collungo, en el valle del Río Grande.


Jueves de semana Santa, año 2018, día uno, nueve de la mañana, arribamos al distrito de Ocucaje ubicado en la parte sur de la provincia de Ica, situado a una distancia aproximada de treinta kilómetros de la ciudad de Ica a una altitud de 325 m.s.n.m., con una (14°20’ 45” S y 75°40’00” O) en donde coordinamos con un transportista local para que nos movilicen al punto de partida de la caminata: A las afueras de la localidad de Callando, ubicada a unos veinte kilómetros al sur de Ocucaje, al cual arribamos aproximadamente al medio día con las mochilas cargadas de líquido, quince litros por persona, alimento para tres días, carpas para pasar la noche y equipamiento para orientarnos (mapas, GPS) y un dispositivo SPOT con el cual podríamos solicitar un rescate en caso de emergencia. Emprendimos la caminata con rumbo SSE, atravesando la Pampa Salinas de Pileta, con fuertes vientos en contra. Si bien la hora del día era en la que el sol quemaba al máximo, este efecto fue minimizado gracias a los fuertes vientos que venían del sur, me sentía como un motor de Wolks Wagen Escarabajo enfriado solamente por aire. El camino fue en buena parte plano, pura pampa, hasta que llegadas las seis de la tarde, poco después de la puesta del sol, armamos el primer campamento, luego de caminar casi veinte kilómetros. Acampamos de cara al viento el cual no dejó de soplar por lo menos hasta las tres de la mañana.

Viernes de semana santa, día dos, siete de la mañana, desde muy temprano ya estábamos tomando desayuno, galletas, mermelada de fresa, un energizante en vez de café y agua, para luego de levantar el campamento dirigirnos con rumbo SE, por la misma pampa por diez kilómetros hasta ubicar el lecho seco de un lo que algún día fue un río, lo cual anunciaba la llega a nuestro destino, puesto que  el cañón es formado por la erosión del río Seco que desemboca en el río Icael cual da origen al cañón. Seguimos ese lecho hasta que aproximadamente al medio día llegamos al cañón.



“El Cañón de los Perdidos está ubicado al sudoeste del distrito de Santiago, en el sector denominado Montegrande, provincia de Ica, departamento de Ica. Tiene una extensión de 5 Km y a 40 km de la localidad de Ocucaje. Fue descubierta el 10 de julio de 2011. El cañón es formada por la erosión del río Seco que desemboca en el río Ica. En medio del cañón se encuentra una laguna. El lugar es frecuentado por gallinazos.

El Cañón se forma casi al final del antiguo “río Seco” o “Riachuelo” (cauce originado en las quebradas del distrito de Santa Cruz, provincia de Palpa) en su desembocadura con el río Ica, hacia el Mar Peruano, en el pequeño sector “Chilcatay”. Este cañón, se sitúa al sudoeste del territorio del Distrito de Santiago, casi en el límite con el distrito de Changuillo (Nasca) provincia y región Ica, por el sector denominado “Las Pampas de Gamonal”, entre el sector de El Gramadal y Montegrande, por la ruta del casi desaparecido "Rio Seco" (Riachuelo), en el pequeño sector Chilcatay, donde desemboca con el río Ica, en su ruta hacia el océano Pacífico. 
Foto K. Barrio
Para llegar al lugar hay una distancia aproximada de 90 km desde la ciudad de Ica, para ello se toma la carretera Panamericana Sur, y a la altura del km 339, hay un desvío a la derecha (entrada a Callango) donde se sigue un camino o trocha carrozable en buen estado, que conduce a la "Boca del Río", por la margen izquierda del caserío de Callango hacia el sudoeste. El tiempo de viaje es un promedio de 2 h saliendo desde Ica, en movilidad de tracción simple, por lo que es fácil llegar a este nuevo atractivo turístico, que en corto ya es visitado por muchos turistas nacionales y extranjeros, especialmente aquellos que practican el turismo de aventura. A medida que se va llegando e ingresando al Cañón, es interesante el recibimiento que dan sus “anfitriones” y “celosos guardianes”: cuervos o gallinazos, apareciendo en el cielo brindando sus vuelos que se asemejan al de los cóndores (aunque se cree que también los hay) por ser aves propias de estos lugares.

El Cañón tiene una extensión aproximada de 2  Km y una profundidad entre 200 a 300 m y aún no se han hecho estudios especializados en el lugar, y de acuerdo al proyecto de desarrollo turístico proyectado por las autoridades de Santiago, un grupo de especialistas han visitado el lugar para determinar su estructura geológica, profundidad y extensión exactas, así como colocar señalizaciones en la ruta y determinar los lugares de acceso para bajar hasta el fondo del Cañón, y recorrer sus interiores hasta llegar a las pequeñas lagunas naturales, ubicadas en la parte más profunda de este maravilloso lugar.” (https://es.wikipedia.org/wiki/Cañón_de_los_Perdidos)

Al llegar fuimos muy cordialmente recibidos por el Alcalde de Santiago, quien conjuntamente con varios de sus colaboradores estaban supervisando y promoviendo las visitas turísticas al cañón y quien nos orientó para acceder a su interior con total seguridad. Para esto lo recorrimos inicialmente por su parte alta hasta ubicar el acceso por su margen izquierda, a poco más de un kilómetro y medio del mirador turístico,  para luego retornar al inicio pero por el fondo del cañón. El Cañón de los Perdidos tiene 4 niveles o caídas. Recorrer el Cañón, alrededores e interior tiene un tiempo aproximado entre 2 a 3 h, mínimo y máximo respectivamente. Este recorrido produce en los visitantes diversas emociones.
En el 2º nivel, se puede ver el “Ojo de Agua” y en la parte superior (caída) está la “Cara del Puma” en la parte superior derecha e izquierda hay dos lienzos con pequeñas figuras aún “la calavera”, “el feto”, “el ET” y otras aún por definir. Entre el 3er. hay una laguna, y el 4º nivel está el “Tobogán “del Cañón. “La Plaza Caracol” y “El Anfiteatro”. El Cañón tiene 3 bajadas para llegar a su interior, entre la 1ª, 2ª bajada está “El Mirador”, desde donde se puede ver la figura del “Ovni” y las “Lagunas del Cañón” (río Ica) de estas, la 3er. bajada es la más accesible para la familia.
Recorriendo el Cañón de sur (aguas abajo) a norte (aguas arriba) se ve el "Tobogán de piedra", “La Muralla del Cañón”, “El Desfiladero”, “Los Baluartes”, en cuyas paredes se observan miles de “esculturas y tallados naturales” que sorprenden a los visitantes.
En su desembocadura con el río Ica, se hallan “Las lagunas del Cañón”, con pequeños peces y en algunas temporadas, camarones de río, este lugar sirve de habitat a algunas aves y zorros.
Se ha determinado que el Cañón fue un fondo marino, cuya edad se estima entre 20 a 30 millones de años, según paleontólogos, quienes han descubierto y encontrado, restos marinos fosilizados, entre ellos, ballenas, tiburones, conchas marinas, pingüinos, aves, entre otros. Siendo el fósil más grande el de una ballena que mide alrededor de 30 m, la misma que aún no se puede dar a conocer, por temor a su depredación. Se ha comprobado que casi todo el desierto alrededor del Cañón es una zona rica en fósiles muy bien conservados, y únicos en el mundo”. (https://es.wikipedia.org/wiki/Cañón_de_los_Perdidos)
Terminado el recorrido, continuamos nuestro camino, nuevamente recorriendo el cañón por su interior de norte a sur, hasta llegar al punto en el que el rio seco  desemboca en el río Ica, el cual estaba algo cargado, viéndonos obligados a cruzar de su margen izquierda a su margen derecha para continuar la travesía con destino a una zona que en una expedición anterior le denominamos el Oasis, una zona de vegetación y pastizales a cuyo píe acampamos una vez que nos sorprendió la noche, luego de sumar ese día aproximadamente veinte kilómetros más a nuestra cuenta.

Foto K. Barrio.

Sábado, día tres, muy temprano, a poco más de veinticinco kilómetros de final de la travesía, para este tramo final procedimos a filtrar y purificar agua del río Ica  para complementar nuestra hidratación, luego abandonamos el Oasis hasta llegar a la pampa Mature, para darnos cuenta una pequeña cadena de cerros que delimita esta última zona con la pampa Coyungo era en la realidad mucho más grande de lo que se veía en el mapa y el google maps, lo cual nos obligó a trazar una ruta alterna por una zona llamada Laberinto y la pampa Mochicas, una ruta muy dura por la geografía del terreno, básicamente de subida, y con sol el contra que nos llevó desde 350 a casi 650 m.s.n.m. Como a las cuatro de la tarde desde lo alto de un cerro sin nombre tuvimos a vista la carretera que une Puerto Caballas con la carretera Panamericana Sur y en cuarenta y cinco minutos alcanzamos dicho punto, a diez kilómetros de Coyungo. Con casi sesenta kilómetros de caminata sobre nuestros hombros y con el atardecer pisándonos los talones, la aventura había llegado a su fin. Pocos minutos después pasó una camioneta de los años sesenta que nos sacó de la zona y nos condujo hasta Palpa, desde donde preparamos el regreso a Lima.



El Cañón de los Perdidos, por Kathiuska Barrio

Cerrando la temporada de verano, y por tercer año consecutivo para la temporada de semana santa nos preparamos para una nueva aventura en el desierto. La ruta Callango, Cañón de los Perdidos y Finalmente Coyungo. Fueron tres días de intensa caminata que sumaron un total de 60 km con el fuerte sol al que nos tiene acostumbrados esta zona y de vez en cuando rezagos de los vientos Paracas que refrescaban el arduo camino.

Lo más resaltante de esta experiencia fue volver por segunda vez al Cañón de los Perdidos, tener el gusto de ser recibidos por el alcalde de San Sebastian, zona a la que pertenece y sumado a esto poder adentrarnos al cañón y disfrutar de su imponencia desde sus entrañas. Continuando con el camino y no menos interesante fue el recorrer una buena parte de la ruta hacia donde pretendíamos pernoctar que es un gran oasis de frondosa vegetación en la oscuridad de la noche pero alumbrados con una luna que era un farol espectacular que nos guio hasta donde decidimos sería un lugar más seguro para pernoctar. Ya el último día de nuestro recorrido con mucho menos peso por el líquido y alimentos ya consumidos hasta entonces, pero con un gran cansancio encima, sin contar que a pesar de haber tomado las precauciones del caso, nuestros pies (al menos los míos) terminaron ampollados y nos tocaba subir hasta un desnivel de 600 metros para luego bajar hacia casi el nivel del mar y llegar finalmente hasta nuestro destino final Coyungo.

Este último tramo fue para mí el más intenso e interminable, pero que gratificante al llegar saber que una vez más lo logre, que a pesar de lo adverso que pueda ser el clima y la ruta en sí , aquella determinación no claudique y se consiga el objetivo. 
Hasta el próximo verano si así nos permite el destino.”

Ivan Canturin

Kathiuska Barrio
Jelly Ocaña
Foto K. Barrio.

Foto K. Barrio.