martes, 22 de octubre de 2013


TREKKING: QUEBRADA ATACRA – LAGUNA RAPAGNA

La caminata a la Laguna Rapagna es un clásico del montañismo en el departamento de Lima. Por lo general se da inicio en la Carretera Central en la localidad de Rio Blanco (3 500 msnm) y se ingresa por las Quebradas Copa y Chueco, recorriendo  aproximadamente seis  kilómetros en unas cuatro horas,  hasta llegar a la laguna, ubicada a 4 500 msnm.
 



 
 
En esta ocasión, luego de revisar la carta nacional, las fotografías aéreas del Google Earth y según un video documental del Youtube,  verificamos que se podía acceder a la laguna por una quebrada alterna denominada Atacra, en un recorrido de 8,5 km.

Según lo planeado y previa noche de aclimatación en la localidad de San Mateo, partimos de río blanco el seis de octubre a las siete de la mañana. El primer tramo de casi dos kilómetros por la quebrada Copa nos tomó poco menos de Horas hasta llegar al punto donde con rumbo sureste  se inicia la Quebrada Atacra. A partir de este punto empezaba lo nuevo para nosotros. El Segundo tramo, de aproximadamente dos  Kilómetros nos tomó menos de dos horas, hasta llegar a un pequeño caserío denominado Atacra desde donde se visualizaban tres quebradas: La primera hacia el noreste, la segunda al este  y la tercera al sureste, siendo el camino correcto la primera quebrada la cual luego del primer kilómetro de caminata se convierte en una pared de roca impresionante, aparentemente infranqueable y sin un camino visible por el cual transitar.

 



 
 
 
De hecho estábamos en el rumbo correcto y todo era cuestión de encontrar el camino correcto, o mejor dicho hacer nuestro camino al andar. Si bien contábamos con mapas y GPS, estos nos indicaban con claridad y precisión hacia donde estaba la laguna de Rapagna, sin embargo en medio de una ruta inaccesible, dichos instrumentos no nos podían ayudar más.

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Siguiendo nuestro criterio, fuimos trazando nuestro camino hacia el lado izquierdo de la quebrada, trepando y escalando  por la misma con manos y pies, con la esperanza de llegar a lo más alto; muy contentos de no tener que regresar por éste tramo, debido al grado de dificultad que implicaría hacer el mismo de bajada.
 










 Lamentablemente fuimos sorprendidos por una fuerte granizada, que en cuestión de minutos pintó de blanco todo el camino y toda la quebrada, acompañado este fenómeno climático de una densa niebla que no nos permitía visualizar la parte más alta de la quebrada, ni mucho menos continuar con el trazado de nuestro camino y que más bien nos estaba conduciendo muy a la izquierda de la quebrada, bastante lejos ya de nuestro rumbo, por lo que por nuestra seguridad decidimos suspender la caminata y emprender el regreso, lamentablemente por ese mismo tramo.


 
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 Si en las mejores condiciones climáticas no nos animaba mucho regresar por esta quebrada, debido a lo pronunciado de la pendiente, ahora con una densa niebla en la parte alta y granizada continua,  con mayor razón no queríamos volver, pero tuvimos evaluar la situación: Ya eran las tres de la tarde y solo teníamos equipo para un día de trekking (sin bolsas de dormir, sin carpas) por lo que a fin de evitar que nos gane la noche en medio de una granizada y sin el equipo apropiado optamos por volver, con mucho cuidado, midiendo cada paso a fin de evitar cualquier accidente. Luego de tres horas, estábamos a salvo en el caserío de Atacra, luego en dos horas más en Rio Blanco, pensando volver pronto, con mejores condiciones climáticas y siempre con el equipo necesario para armar un vivac en caso de emergencia.

 
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 Fotos 1, 2, 3, 4 y 5 cortesía de Daniel Saprrow.
FICHA TÉCNICA:
Plan de Viaje:
Rio Blanco - Quebrada Copa - Quebrada Atacra - Cerro Tembladera - Laguna Rapagna.
Solo pudimos llegar hasta la Quebrada Atacra.

Inicio: 06/10/2013 7:00 am

Fin: 06/10/2013 5:00 pm

Partida:
Rio Blanco
 LAT 11°44'1.81"S, LON 76°15'32.48"O


Google Map:
https://maps.google.com.pe/maps?q=-11.733638,-76.259587&hl=es-419&num=1&t=h&z=15
Participantes:
Daniel Sparrow, Renzo Miranda.
 
 

domingo, 20 de octubre de 2013


     CAMINATA A LA LAGUNA NEVERÍA:
                           CHICLA – LAGUNA NEVERÍA – SAN MATEO




Volver a un lugar en las montañas, después de veinte años, es siempre como ir por primera vez, “volver por primera vez” si queremos usar mal el castellano.

En mi cabeza tengo el vago recuerdo de haber estado en la Laguna Nevería  en el año 1993, en una expedición de dos días. En esta ocasión con Daniel Sparrow, como parte de nuestro entrenamiento y preparación para nuestra expedición al Cañón del Colca, acordamos hacer esa ruta en un solo día y con equipo muy ligero.

 Tras una noche previa de aclimatación en la localidad de San Mateo, donde recomendamos el “Hotel  San Mateo” con sus habitaciones de diez soles la noche por persona y donde no recomendamos los restaurantes, partimos de dicha localidad a las seis y treinta de la mañana, previo desayuno en los puestos junto al puentecito cercano al obelisco: café en cantidades industriales y seis panes con queso local. Un informal colectivo de la ruta San Mateo – Casapalca nos llevaría a Chicla (3798 msnm) por la suma de S/ 2,50.  






 Iniciamos la travesía a las siete de la mañana por un camino de herradura claramente marcado en la carta nacional (denominada Matucana) el cual es fácil seguir por dos kilómetros y medio aproximadamente, luego el camino continúa hacia el norte rumbo a una cruz en la parte alta de un cerro llamado Jerusalém, según la carta nacional, nosotros seguimos con rumbo  noroeste inventando nuestro propio camino hasta alcanzar un paso a 4500 msnm ubicado entre los cerros Pisha y Carbón Punta, luego descendemos unos  ciento cincuenta  metros de desnivel en una distancia aproximadamente de un kilómetro hasta un pequeño caserío ubicado en la quebrada Ucupampa (4350 msnm).






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Aprovechamos este relato para transmitir el reclamo que un señora residente en el caserío ubicado en la quebrada Ucupampa, quien nos suplicó que informemos a los excursionistas que NO DEJEN DESPERDICIOS (papeles, botellas etcétera) porque los animalitos que ellos crían los ingieren y luego tiene problemas digestivos. Asimismo pidió enterrar lo mejor posible los excrementos para evitar la difusión de enfermedades, tomando en cuenta que ellos están muy lejos de postas médicas. Tomamos nota del justo pedido y cumplimos con transmitirlo.

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Continuamos desde ese punto con nuestra travesía con rumbo norte hacía la Laguna Nevería, en un tramo final de dos kilómetros por la quebrada Ucupampa, hasta llegar a su nacimiento en la Laguna Nevería (4600 msnm) la cual se mostraba ante nuestros ojos, más de veinte años después, como si fuera la primera vez, pero sin nada de nieve en el Cerro Nevería, será por el calentamiento global o por la época del año, no lo sabemos, pero a diferencia de “aquellos tiempos” veíamos solo un cerro pelado. El reloj marcaba la una de la tarde a nuestra llegada.




Iniciamos el regreso a las dos de la tarde en un primer tramo hasta el caserío al que hemos hecho referencia en los párrafos anteriores, allí conversando con la Señora vimos que había la posibilidad de regresar por la ruta de acceso o aventurarnos a lo largo de la quebrada Ucupampa, optando en nuestro caso por ésta última ruta lo cual significó un recorrer siete kilómetros en un desnivel de  850  msmm desde la Laguna Nevería (4600 msnm) hasta San Mateo (3700 msnm): En un primer tramo de aproximadamente tres Kilómetros la quebrada Ucupampa cambia de nombre, o si lo prefieren se une a la quebrada Turumanya, la cual en un tramo de cuatro kilómetros adicionales nos conduce a la localidad de San Mateo.
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Es importante señalar que por lo que pudimos apreciar el camino que tomamos pueda que esté en desuso por mucho tiempo por puesto que en muchos tramos desaparece lo cual nos obligó a seguir el lecho (afortunadamente seco) del río, lo cual sumado al hecho que nos ganó la noche, hizo muy dificultoso el descenso. Afortunadamente estábamos preparados para una caminata nocturna. Además lo poco del camino que quedaba adolecía de falta de mantenimiento y mostraba muchos animales muertos.
 
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Finalmente llegamos al a localidad de San Mateo a las siete de la noche, a un punto  denominado Túnel Gratón,  en el que operan las instalaciones de una empresa minera, donde fuimos recibidos por un vigilante particular de esas instalaciones quien luego de hacer más preguntas de las que estábamos dispuesto a contestar nos “recomendó” que no volviéramos por esa ruta; ¿por qué? Le preguntamos nosotros, a lo que él contestó “por razones que no estoy en condiciones de explicar, por razones que la ciencia no está en condiciones de explicar, lo único que les puedo decir que la gran cantidad de animales muertos en el camino, no es casual”. Nosotros, como siempre escuchamos con respeto e incredulidad su explicación, mas nos emocionaba el hecho de habernos ahorrado los S/ 2,50 del regreso en colectivo, puesto que ya estábamos en San Mateo, a un par de kilómetros de nuestro hospedaje.
 
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 Fotos 1, 2, 3, 4 y 5 cortesía de Daniel Saprrow.
FICHA TÉCNICA:
Plan de Viaje:
 Chicla - paso entre los cerros Pisha y Carbón Punta - Quebrada Ucupampa - Laguna Nevería - Quebrada Ucupampa - Quebrada Turumanya - Tunel Gratón   San Mateo.


Inicio: 05/10/2013 7:00 am

Fin: 05/10/2013 7:00 pm

Partida:
 Chicla
LAT 11°42'21.25"S, LON 76°16'4.95"O


Llegada:
Túnel Gratón (San Mateo)
LAT 11°44'51.63"S, LON  76°17'30.61"O


Google Map:
https://maps.google.com.pe/maps?q=chicla&hl=es-419&ll=-11.689305,-76.291637&spn=0.049842,0.084543&sll=-9.243538,-75.019515&sspn=25.515651,43.286133&t=h&hnear=Chicla,+Lima&z=14
Participantes:
Daniel Sparrow, Renzo Miranda.
 

 
 

sábado, 8 de junio de 2013

 
TREKKING A LA MESETA DE QUINCHEYCOCHA




Quincheycocha, es una pequeña meseta, de las pocas que se conocen en esta zona (¿alguien conoce otra, aparte de Marcahuasi?) cubierta de vegetación en esta época del año, con restos arqueológicos (que nunca hemos podido ver) según la Carta Nacional y en algún momento de su historia con una pequeña laguna que en el año 1993 cuando fui con Jaime Terán, ya no existía.


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Fue en el año 1993, en el mes de mayo, cuando estuve por primera vez en la Meseta de Quiencheychocha. Partimos con Jaime Terán un dos de mayo, tal vez, desde una especie de restaurante campestre llamado “Sol y Campo” por un precario puente de madera sobre el Río Rimac y tras 12 horas de caminata llegamos a una meseta, cubierta de vegetación, con el lecho seco de una vieja laguna y con una vista impresionante al valle del Río Rímac. De ese viaje perdido en la memoria, no tenemos fotografías, solo una vieja crónica de una revista que en los años 80 editaba informalmente el grupo “Drako”.







Veinte años después aun tenía yo entre mis papeles la vieja crónica de los años ochenta y algunos vagos recuerdos en mi memoria y un grupo de entusiastas amigos de siempre que querían caminar por una ruta nueva: Daniel Sparrow, Victor Santiago Castillo, Diana Meza y por supuesto Jaime Terán, quien había compartido conmigo la ruta hace veinte años, pero que al día de hoy no recordaba nada.












Partimos desde el puente Cupiche, por una carretera que llega hasta San Mateo de Otao. Caminamos por la quebrada Canchacaya, por dicha carretera afirmada, recorriendo los pueblos de Cumbe, Taricara y Santa Cruz de Ucros, en un tramo inicial de 10 km.
 
Luego por un camino de herradura de unos 4 km que sube por los cerros Ticapampa y Taurimazanga llegamos hasta de donde en un tramo final de 3 horas llegamos al a meseta ubicada a 3300 msnm, donde acampamos, como en los viejos tiempos, como hace veinte años, con grandes amigos y con una botella de pisco.


    


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Al día siguiente recorrimos la meseta, igual de verde igual de impresionante, pero poblada con algunas casas incluso de dos pisos, lo cual no le quitaba la inmensa paz y tranquilidad que allí se vive.

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El retorno era hacia la carretera central por un camino de herradura, de bajada, de unos cinco kilómetros que los conduce cerca a la localidad de songos,  la verdad yo lo recordaba más fácil y más corto, pero veinte años después era más difícil y más largo… debo estar viejo.


     



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Fotos de la 1 a la 8, cortesía de Daniel Sparrow


FICHA TÉCNICA:
Plan de Viaje:
Puente Cupiche, Cumbe, Taricara, Santa Cruz de Ucros, Ticapampa, Quinecheycocha, Songos.
 
Inicio: 27/04/2013

Fin: 28/04/2013

Partida:
Carretera Central Km 44,5

Puente Cupiche
 LAT - 11°54'51.87"S
 LON-  76°36'33.02"O

Llegada:

Carretera Central
Songos
LAT -11.67850, LON -76.25970

Google Map:



 https://maps.google.com/?ll=-11.91331,-76.60917&z=16&t=h

jueves, 7 de febrero de 2013

EXPEDICIÓN AL DESIERTO DE ICA: 2013


En el año 2012 la sonda espacial Curiosity envía a la tierra sus primeras imágenes de la superficie del planeta Marte y al verlas me pude dar cuenta que me resultaban muy familiares, es decir que de pronto albergué la sensación de haber estado allí, o por lo menos en un lugar parecido.  





Obviamente la respuesta era la segunda opción, es decir, que las imágenes del planeta Marte me recordaban a un lugar muy parecido que había tenido que pasar por los mismos procesos geológicos, eólicos y tal vez marítimos para verse de esa manera. En conclusión me estoy refiriendo al desierto de Ica, un pequeño rinconcito del planeta Marte, en la tierra. 
 
              

Con esa inspiración, nuevamente organizamos una expedición al desierto de Ica, pero trazando una nueva ruta, más larga y más difícil que la del año pasado (partiendo de Pozo Santo): esta vez partiríamos de las afueras de la ciudad de Ica, desde un punto llamado El Alto de Comatrana y trazando un rumbo de 260°, caminaríamos en línea recta unos 60 Km aproximadamente hasta llegar en dos días y un poco más a la caleta de pescadores de Laguna Grande donde recién podríamos abastecernos de agua y víveres, para luego en un tramo final de enlace de poco menos de 30 km llegar a la Reserva Nacional de Paracas en un día más de caminata.  



Formamos un equipo inicial con Daniel Sparrow, Griselda Aparicio, Fernando Robles, Kike Antón y yo, con la idea de partir el viernes 11 de enero del 2013, sin embargo Daniel tuvo un problema de salud lo cual postergo el viaje una semana, en la cual Griselda tuvo que viajar a Puno y Fernando tuvo complicaciones laborales, por la cual el grupo de redujo a Kike Antón yo, integrándose en el último minuto Jaime Terán. Finalmente la expedición sería de tres. 
 
 


Como es de costumbre no dejamos nada al azar. Llevamos tres unidades GPS, mapas, brújulas y radios, puesto que perderse en el desierto sería tan sencillo y peligroso como perderse en medio del mar. Sumamos a eso el uso de ropa especialmente recomendada para el desierto: camisa de manga larga, pantalón largo, gorro, etcétera, y por supuesto un buen protector solar.  
            
 Con relación a la comida y el agua yo aposté por calcular las calorías que se consumirían en la travesía y lleve alimentos que representarán el 70% de las mismas (barras energeticas, sopa ramen, pudin de chocolate) el 30% restante procederían de mis reservas corporales. Con relación al agua aposté por diez litros de bebidas hidratantes más un litro de agua para los dos días que no tendríamos la posibilidad de abastecernos. Por su parte Kike apostó por exigir más a su cuerpo y en consecuencia llevo un poco menos de agua y alimentos más naturales (mandarinas, naranjas), por su parte Jaime se inspiró en el último momentos e improviso en el supermercado antes de partir. 
 



Partimos el viernes 18 de enero aproximadamente a las 7:30 pm de la empresa Soyuz de la avenida México con destino a Ica, con la intensión de iniciar la camina ata ese mismo día y robarle unos cuantos kilómetros a la madrugada. Sin embargo, Jaime que ya estaba con nosotros en la agencia y con su boleto comprado, perdió el bus por ir a comer un chifa, lo cual hizo que recién nos reuniéramos en Ica a las dos de la mañana, demasiado tarda para caminar.  

Sábado 19 de enero, 7:30 am, damos inicio a la caminante desde el Alto de Comatrana (200 msnm), a las afueras de Ica, trazando el rumbo 260°. Los primeros  tres Kilómetros pudimos aprovechar la carretera Ica - Carhuas, para luego abandonar la misma e internaremos en el desierto. Siempre los primeros kilómetros serán los más difíciles hasta que el cuerpo se acostumbra, más si el calor es abrazador desde las primeras horas; sumado a eso es el hecho que este desierto no es plano sino es una combinación de superficies, paisajes e historia de civilizaciones muy antiguas que afloran entre las dunas mostrándonos sus restos arqueológicos que se miran pero no se tocan. También tuvimos la mala suerte de encontrarnos con las huellas del hombre moderno y de sus poderosos vehículos con los que compitieron en el rally Dakar, huellas que el viento se estaba encargando ya de borrar para dejar nuevamente en  blanco el lienzo del desierto.

 
Este primer día nos toco caminar por arena y tierra compacta combinada con médanos, bordeando cerros de estructura rocosa y de estratos sedimentarios,  hasta alcanzar los 700 msnm luego de 25 km de caminata en la pampa denominada Camino Enladrillado donde acampamos y pudimos divisar a lo lejos, desde lo alto, la bahía de Paracas iluminada, tan cerca y tan lejos.  Es importante señalar que en ese punto tan alto  del desierto se forma un micro clima debido a la condensación de la niebla que viene del mar, dando lugar, solo en esa zona, a la aparición de esporádicas plantas tipo arbustos.





 Domingo 20 de enero, 7:30 am damos inicio al día más largó de nuestras vidas, para atravesar una zona llamada Cerro los Médanos, que eran una serie de dunas de arena poco compacta en las partes bajas y arena muy fofa en las partes altas, por lo que en ese momento bautizamos esté trekking como el Dakar de las caminatas. El desnivel iba de más a menos, lo cual era alentador por que el objetivo era llegar al nivel del mar. Luego de las dunas seguían pampas interminables con paisajes del planeta Marte e incluso paisajes egipcios con pirámides pérdidas. A las 8:00 pm estábamos prácticamente sin agua y a casi 10 km de Laguna Grande, totalmente agotados y con los pies adoloridos, pero pernoctar nuevamente en medio del desierto no era una opción, lo único que nos quedaba era llegar a Laguna Grande, en caminata nocturna asistida por linternas, gps, brújula y mapa. Como a las 10:00 pm llegamos al mar, a la playa El Chucho, a 2,5 km de nuestro destinó, lo que nos demuestra que el desierto nos mandó un poco más al sur, antes que pudiéramos corregir el rumbo, o mejor dicho debimos corregir el rumbo con más frecuencia. 






De la playa El Chucho empalmamos una carretera afirmada que nos condujo en poco más de hora y media a Laguna Grande, donde llegamos Jaime y yo, primero y luego Kike con 30 minutos de diferencia, porque se pasó por lo menos un kilómetro del punto de llegada. La caleta a esa hora dormía y nadie nos atendió, sólo nos quedaba armar las carpas y dormir hasta el día siguiente. 
             

 El día lunes solo nos quedaba hacer un tramo de enlace ya conocido por nosotros que parte de Laguna Grande, pasa por las Salinas de Otuma y culmina en la entrada de la Reserva Nacional de Paracas, para luego desplazarnos a Paracas, el Chaco,  donde luego de almorzar un rico pescado nos desplazamos a Pisco y luego a Lima.
              

 Fue una gran experiencia, una caminata exigente, que puso a prueba nuestro estado físico, nuestro equipo y nuestra técnica. El próximo año volveremos, trazando una nueva ruta, tal vez un poco más difícil, corrigiendo los errores de esta vez.