domingo, 30 de septiembre de 2018

EL SALAR DE UYUNI

Día 1:

Llegue a La Paz, Bolivia, pasada la una de la tarde. El servicio de migraciones en el aeropuerto fue un poco lento pero finalmente logre salir. Lo primero: comprar algo de la moneda local llamada Bolivianos, para poder movilizarme, para luego, comprar el pasaje para Uyuni. Tome un taxi del mismo aeropuerto que me cobro 60 Bs y me llevo al terminal donde no teniendo muchas opciones de compra, opte por la primera agencia de transporte que vi, llamada Ilimani la cual por 100Bs ofrece bus cama, con calefacción y manta para la noche. Aun en la Paz, el siguiente fue conseguir un paquete turístico o en todo caso información relacionada con la expedición, finalmente opte por lo segundo, haciendo además algo que normalmente no hago, que es contratar el hospedaje por adelantado, el cual resulta ser el más caro. Todo parecía indicar que con suerte solo pasaría una noche en Uyuni, porque el tour de tres días, que es el que más me conviene realizar, tiene hospedajes mucho más distantes que el elegido ubicado a una hora en auto. El resto de las decisiones las tomaría en mi destino, así es que solo me quedaba relajarme, tomarme una tasa de café y esperar hasta las 7:00 p.m. para ir caminando hacia el terminal terrestre, ya que mi bus partía a las 8:30 p.m. 


8:00 p.m. lista para viajar. Luego de solo siete minutos de retraso partimos. Pareciera que a ese bus le salieron alas, porque llegamos a Uyuni al rededor de las 5:00 a.m. algo temprano, pues con suerte encontré una persona que tenia su agencia de turismo abierta: “Anglo Visión Travel” con quienes me animé por el servicio de tour de tres días: el primer día me quedaría en el Hotel “Luna Salada”, el cual ya tenía previamente separado y el segundo día me tocaría dormir en un campamento, todo por un total de 700 Bs, los cuales Incluían traslados, alimentación, guía y hospedaje. A eso de las 11:00 a.m. se empezó a armar el grupo, en total éramos siete, seis alemanes, y yo. 

Iniciado el recorrido, primero nos dirigimos al cementerio de trenes, un lugar que se inició como un cementerio, casi un basurero de tresnes, para luego ser puesto en valor como un lugar de interés fotográfico que despierta el contraste de las antiguas locomotoras y vagones con la inmensidad del paisaje. Luego de esto nos dirigimos hacia Colchani, un pueblo cerca al salar en el cual los pobladores se dedican a la venta de artesanías. Finalmente nos dirigimos hacia el salar de Uyuni el cual nos mostraba sus 12,000 hectáreas de extensión, así que ya se pueden imaginar lo enorme que es. Llegamos casi a la hora de almuerzo, así es que tuvimos el privilegio de almorzar en medio del salar. Ya después de esto por supuesto empezamos con la sesión de fotos, realmente una muy divertida experiencia, para luego dirigirnos hacia un lo que alguna vez fue un hotel en el salar, pero que ya no funciona como tal, solo es utilizado para ser visitado por los turistas ya que la particularidad de este es que esta construido todo de sal, pero fue clausurado para evitar la contaminación del salar por el uso de los baños. Terminada esta visita nos fuimos hasta una parte del salar donde aun hay acumulación de agua por las lluvias, ahí esperaríamos el atardecer para deleitarnos con una maravillosa vista indescriptible, tal vez se pueda reflejar en alguna foto pero el vivirlo no tiene precio. Con esto cerramos el día y corresponde ir cada uno a nuestro hospedaje. 

Día 2: 

Nunca faltan los problemas. Ese día debió recoger el guía Irineo a las 7:30 a.m. pero lamentablemente el auto que venía por mí a pocos kilómetros se malogró y tuvo que conseguir otra camioneta, así que a las 8:00 a.m. retornamos al pueblo de Uyuni para recoger al grupo. Empezamos a realizar el recorrido, iniciando la visita primero con la visita al pueblo de Colchani, que se encuentra a pocos kilómetros de Uyuni pueblo, donde la población se dedica a la ganadería, siendo su principal fuente de ingreso las ventas de recuerdos propios de la región. Continuamos el viaje y después del almuerzo empezamos el recorrido por una serie de lagunas empezando por la Laguna Cañapa, para luego seguir a la Laguna Hedionda, llamada así por el olor a azufre, para finalmente terminamos con la Laguna Honda. Dentro del recorrido visitamos el Valle de Rocas, una formación de rocosa producto de una erupción volcánica hace miles de años, cuyo material dejó formas muy particulares, siendo la mayor atracción la formación conocida como “Árbol de Roca”, llamada así por la forma caprichosa que tiene en forma de árbol. Todo el recorrido fue lo menos 150 km el cual nos tomó prácticamente toda la tarde, luego de lo cual llegamos a un pequeño anexo donde se han construido acomodaciones para los turistas que llegan luego del segundo día de recorrido. En ese punto compartimos la habitación los seis, además de una buena cena, luego de lo cual no había tiempo para más: necesitábamos dormir ya que al día siguiente empezaríamos muy temprano. 

Día 3: 

Nos levantamos 4:30 de la mañana para tomar desayuno a las 5:00 am. Una vez listos partimos bajo el manto de las estrellas que aún se encontraban cubriendo nuestro camino, al igual que un frío intenso que congelaba hasta los pensamientos. Nuestro primer destino fue los llamados geiseres, que se encuentran a una altitud de 4980msnm (por ciento el punto con mayor altitud de la expedición), estos geiseres son aperturas que por la presión de los volcanes que se encuentran en la zona, cuyo material en contacto con las aguas subterráneas desprenden grandes columnas vapor a presión que pueden alcanzar hasta 350 grados centígrados de temperatura. Llegamos a la zona y la vista a esa hora era realmente impresionante, el vapor que emana desde el subsuelo, la luz del sol saliendo de entre las montañas con una que otra estrella que se resistía a apagarse. Era definitivamente un hermoso espectáculo, tanto así que el frío que llega por lo menos a unos 5 grados centígrados (si no era menos) simplemente quedaba en segundo lugar cuando de disfrutar de estas maravillas que te da la naturaleza se trata. Terminada esta visita nos dirigimos a los baños termales que se encuentran a unos 20 minutos de los geiseres, ahí encontramos dos piscinas con agua natural que baja desde las montañas pero que se calientan por el calor que emanan la actividad volcánica de la zona, una de ellas llega incluso hasta los 35 grados. Continuamos por unos 15 minutos a lo que llaman el Desierto Salvador Dalí, el cual nos puede recordar cierta similitud a las pinturas del renombrado pintor impresionista. En 15 minutos más llegamos al Volcán Licancabur el mismo que en su base tiene la llamada Laguna Verde que obtiene este color por el fitoplancton del agua que hoy en día viene perdiendo poco a poco por la invasión de una sustancia llamada Bórax que proviene de una laguna llamada Laguna Blanca, la misma que se encuentra a pocos metros sobre la Laguna Verde con un desnivel que permite ir invadiendo con el color blanquecino del Bórax está laguna verde. Continuamos ahora por unos 20 minutos más hacia la frontera con Chile donde 4 de los chicos del grupo terminan su visita por Bolivia. Terminada la jornada retornamos a Uyuni, donde me hospedé en el hotel Luna Salada, donde aún me quedaba un par de días más para pernoctar y disfrutar de unos días de relax. 

Día 4: 

Dormí deliciosamente y desperté con la luz del sol que a pesar de ser las 7am brillaba intensamente como si fuera medio día, tomé un desayuno muy suculento aprovechando que está incluido en el costo del hotel. Mi plan para ese día era ir caminando a Colchani, ubicado a poco más de 5 km del hotel. Como buena caminante acomodé mi mochila con lo mínimo necesario e inicié la caminata, la cual entre ida y vuelta me debió tomar unas tres horas como máximo, incluyendo sus respectivas paradas para las fotos. El camino es bastante amigable, lo que me permitió llegar al pueblo en una hora, a más de 3500 msnm. Retorné al hotel casi al atardecer. Aproveche para ingresar un kilómetro dentro del salar a ver si con suerte encontraba agua estancada, esta vez no tuve mucha suerte para este tipo de fotos, pero los colores que ese atardecer me ofreció cubrió las expectativas, contenta con lo conseguido. 

Texto y fotos: Kathiuska Barrio.