martes, 10 de abril de 2018

EXPEDICIONES AL DESIERTO DE CALIFORNIA - VERANO 2018

Foto: K. Barrio. (Laguna Morón)
Una vez definida nuestra ruta de Semana Santa, para fines de marzo de este año, estábamos al inicio del verano austral obligados, en el mejor sentido de la palabra, a entrenar. Para esto elegimos el desierto de California, ubicado en la provincia de Pisco, departamento de Ica, a unos trescientos kilómetros al sur de Lima.


El desierto de California cuenta con casi cincuenta kilómetros de puras dunas, sumado a esto cuatro cadenas de médanos gigantes, dos lagunas naturales: el oasis de La Palma y el oasis de Morón, una laguna que no figura en el mapa y tres oasis secos; todo esto como consecuencia de que el Río Pisco que se encuentra a pocos kilómetros.


LAGUNA SIN NOMBRE: Estudiando la carta nacional pudimos apreciar que en la zona habían tres lagunas de considerable tamaño: Frontón, Costa Rica (también llamada Palma) y Morón, sin embargo al contrastar la carta con la fotografía satelital del Google Maps vimos una cuarta laguna no considerada en el mapa y sin nombre conocido, a la cual le asignamos el nombre de “Laguna sin Nombre” (13°46'06.1"S, 76°03'15.5"W), la cual sería el objetivo de nuestro primer fin de semana de entrenamiento. Para esta primera aventura del año empezamos desde Pozo Santo (13°54'00.5"S, 76°04'22.5"W) marcando en la brújula el rumbo, para recorrer diferentes tipos de terrenos, en especial dunas. Llegar a la laguna nos tomó aproximadamente diez y seis kilómetros, teniendo que rodear en algunos casos algunos terrenos de cultivo ganados al desierto. Una vez en la laguna nos dimos cuenta que ésta era artificial, hecha por el hombre, con ayuda de geomenbranas, lo cual explicaba su inexistencia en el mapa. Luego de un merecido descanso evacuamos la zona hacia un punto denominado Murga, a cuatro kilómetros de la laguna sin nombre.




Laguna sin nombre
LAGUNA EL FRONTÓN – LAGUNA COSTA RICA: Para acceder a estas laguna partimos de un punto sin nombre ubicado a 500 metros del kilómetro doscientos treinta y seis de la carretera Panamericana Sur (13°44'24.4", S 76°09'19.7"W), también por un terreno matizado por grandes dunas, esta vez sin terrenos de cultivo que obstruyeran nuestro camino, sin embargo nos dio mucha pena ver durante los primeros kilómetro de la ruta una gran cantidad de basura urbana llevada a esa zona. Según pudimos indagar este gran botadero de basura ha sido promovido por los mismos municipios de la zona, sumado a esto la quema de basura que afecta de manera considerable al medio ambiente y la expansión de la basura por los fuertes vientos que corren en la zona. Inexplicablemente estos municipios en vez de ver la forma de explotarla turísticamente la zona, la vienen contaminando. Pueden encontrar más información al respecto en: http://rpp.pe/peru/ica/ica-botadero-de-basura-contamina-dunas-de-pisco-noticia-1048266/1



Luego de ocho kilómetros de caminata llegamos con mucha expectativa a la laguna Frontón (13°43'45.1", S 76°04'40.2"W) pero esa emoción no duró mucho porque la laguna estaba seca, convertida en un humedal. Un paisaje distinto al visto en el mapa y a las referencias previas ubicadas en la red. Pero la caminata continuaba y tras cuatro kilómetros más de dunas llegamos a la Laguna Costa Rica (Palma) (13°45'42.0"S 76°03'25.3"W) donde encontramos una infraestructura de estilo rústico lista para recibir visitantes, la cual no dudaríamos en utilizar en nuestra próxima visita. De todos los oasis de la zona este es el más impresionante, por el tamaño, vegetación, aves y peces, sumado a esto la infraestructura y el hecho de poder ser utilizado como base para recorrer la zona en plan de entrenamiento.

Laguna Fronton

LAGUNA MORON: En esta ocasión utilizamos como base y punto de partida la laguna Costa Rica (Palma) (13°45'42.0"S 76°03'25.3"W) donde existe una muy bien diseñada infraestructura de estilo rústico lista para recibir visitantes. Asimismo, en esta ocasión cambiamos el formato de entrenamiento: pasamos de clásico formato montañista (estilo trekking) al formato maratón de campo (estilo cross country). Las zapatillas sustituyeron a las botas, las mallas a los pantalones, los polos de manga larga a las camisas y haciendo magia tuvimos que reducir el equipaje a una pequeña mochila Camell Back con cuatro litros de agua y alimento justo para ese día. A esto debemos sumar que por primera vez en años dejamos los bastones de caminata en casa y que la ruta la hicimos trotando.

Kathiuska Barrio
Fueron casi ocho kilómetros de intenso trote y caminata por las dunas y bajo el ardiente sol de febrero hasta llegar a laguna Morón con trescientos metros de largo y ciento cincuenta metros de ancho aproximadamente, aguas de color es verde azulado, rodeada de dunas y médanos de color blanquecino debido a la presencia de restos de arrecifes de coral y bajo un temperatura de 27ºC, nos permitió remojar nuestros encendidos pies, mientras pequeños pececillos devoraban la piel muerta que cubría los mismos.

Foto: K. Barrio. (Jelly Ocaña en Laguna Morón)
Hasta donde pudimos indagar esta laguna es alimentada por aguas subterráneas procedente de las partes altas del distrito de Humay y alberga a una población de peces como tilapias y carpas. Asimismo se pueden apreciar aves de diferentes especies como búhos, lechuzas, gallinazos de cabeza roja, garzas, cernícalos, picaflores, huerequeque y tordo rojo, de las cuales por ciento no vimos ninguna. Lo que si vimos fue la flora local como el huarango, junco, grama salada, carricillo y totora.

Ivan Canturin
Como dato curioso nos contaron que el nombre de esta laguna, se debe a que en este lugar, se refugiaba el bandolero José Morón Cabrera, quien era enemigo de los hacendados y presunto “justiciero de los pobres” a principios del siglo XX. A continuación transcribo un poema de Armando Rebatta Parra que nos ilustra un poco más del tema:

MORÓN (EL BANDOLERO DEL SUR CHICO)

Ardiente es el mediodía/ hiriente la fatiga/ extensa la distancia/ y sedienta la justicia./ Su pecho late agitado/ en densa duna al andar/ de su amigo bayo apeado/ sesenta leguas sin descansar./

Llegando al río Pisco/ entró en el totoral/ y escondido tras un risco/ planeó a Bernales visitar./ Era sábado y en la hacienda/ donde semiesclavo era el peón/ con diez horas la faena,/ cosechaba millones el patrón./

Dejó el caballo en la zanja/ detrás del almacén y cajero,/ escondió su arma en la manga/ y se disfrazó de obrero./ En la puerta dos gendarmes/ cuidaban como perros bravos;/ entró sencillo en silencio/ no sospecharon los “galgos”./

Salió por detrás del pasillo/ en bolsas el dinero llevó/ montó su corcel de brío/ y por el algodonal se perdió./ Pasada una media hora/ se oye al pagador que llora/ grita con ronca garganta/ ¡Morón, se lleva la plata!/

Nunca lo capturaron/ al Robin Hood del sur chico/ quien repartía el dinero/ al pobre, plata del rico./ Lo siguieron por campos desolados/ los guacamayos armados./ Hoy es leyenda en la región/ y “vive”, en su laguna Morón.

Luego del descanso dejábamos atrás las dunas del desierto para cruzar por algunos cultivos de algodón y choclo para, en casi cinco kilómetros, llegar al pueblo de Bernales (13°44'33.4"S 75°57'56.1"W), punto final de la camita desde donde retornamos al Oasis de Costa Rica para tomar un merecido descanso.

Finalmente, corresponde hacer un agradecimiento muy especial a los integrantes del equipo: Ivan Canturin, Jelly Ocaña, Kathiuska Barrio y Fernando Rizolaso, todos muy comprometidos con el proyecto. Muy agradecido por su valioso aporte en cada una  de las caminatas descritas en esta crónica.
                                                                                                Renzo Miranda Ormeño


Foto: K. Barrio.(Laguna Costa Rica - Palma)