miércoles, 12 de julio de 2017

ENTRENAMIENTO EN LA QUEBRADA TACPIN

                                                                                    Por Kathiuska Barrio.


Luego de recorrer más de ciento cincuenta kilómetros, en tres caminatas a la Reserva Nacional de Paracas y una a la Reserva Nacional de San Fernando, en las arenas del departamento de Ica, más una expedición al cañón del río Apurímac y al sitio arqueológico de Choquequirao, quedaba atrás el verano austral y se da inicio a la temporada de invierno, para lo cual elegimos una ruta de distancia media, nivel moderado pero con cierto grado de altitud para estar preparados para nuestra próxima expedición a la Cordillera Blanca.


Viernes 16 de junio del 2017, alrededor de las cuatro de la tarde, partimos de Lima en transporte público con destino de la localidad de Chosica. Aprovechando que salimos temprano evitamos el caótico tráfico de un viernes por la noche en hora punta, llegando a nuestro destino alrededor de las seis de la tarde. En Chosica tomamos nuestro respectivo lonchecito: emoliente y el infaltable pan con palta, para luego tomar el transporte con destino al distrito de San Mateo (11º45´31"S 76º18´00"O a 3 149 msnm), ubicado en el kilómetro noventa y seis de la Carretera Central, perteneciente a la provincia de Huarichirí. Llegamos relativamente temprano, pese a que hubo un inconveniente en la carretera que nos retrasó en promedio una hora. Una vez en el pueblo salimos por algunas provisiones y alistamos las mochilas para el día siguiente, para luego iniciar un descanso que facilitaría nuestro proceso de aclimatación.


Al día siguiente, aproximadamente a las siete de la mañana y luego del infaltable desayuno, muy similar al lonche del día anterior, contratamos una movilidad local que nos traslade al kilómetro ciento diez de la Carretera Central a la altura de Tablachaca (11°39'55.1_S 76°15'03.5_W), una zona en la que la minera Casapalca por años ha venido acumulando relaves mineros. Una vez allí calculado el tiempo de la caminata, acordamos con el transportista que nos recoja en el mismo punto a las cuatro de la tarde ya que en esta oportunidad el recorrido no lo haremos en base a distancia sino a tiempo. 


Iniciamos el recorrido a una altura de aproximadamente de 4 000 m.s.n.m. por una ruta que estaba claramente demarcada como un camino de tránsito de vehículos de la minera hasta cierto tramo, aproximadamente los dos primeros kilómetros y medio, luego de los cuales dicho camino desaparecía.

A pesar de haber estado, según mi criterio, muy bien abrigada, por lo menos los dos primeros kilómetros sentía que si golpeaba mis dedos podrían caerse como si quebraras un pedazo de hielo, ya que sentí muchísimo frio, puesto que por su forma de la quebrada hacía imposible el acceso de los rayos de sol de amanecer. Luego de esto y después de entrar en calor por la caminata mi temperatura se regulo y ya pude continuar con el recorrido siendo acompañados de manera excepcional por perro que nos siguió desde el punto donde nos dejó la movilidad.

Luego de pasar toda la zona del relave y a unos dos kilómetros más, nos encontramos con un poblador que nos indicó que estaba prohibido transitar por esa zona ya que dijo era “propiedad privada” , finalmente luego de explicarle que ya nos habían autorizado el ingreso al inicio, después de una foto y un par de soles nos permitió continuar. Al respecto, una vez de en Lima estuvimos indagando sobre esto y encontramos una referencia en la página web de Mundo Terk (http://mundo-trek.com/2010/06/28/laguna-quimacocha/), sobre un incidente similar ocurrido en una expedición al mismo lugar:

“…Seguimos avanzando y el Sr. Balero nos detiene negándonos el paso debido a que la semana pasada su vecino sufrió el robo de parte de su ganado por un grupo de personas y le pidió que no deje pasar a nadie, felizmente como ya conocia al Sr. Balero pude convencerlo de dejarnos pasar comprometiéndonos a no hacer daño alguno al lugar. Luego de departir por casi una hora seguimos nuestro camino hacia la quebrada jalun Ogo, lugar donde deberíamos iniciar el ascenso hacia Quimacocha.”

¿Qué podemos hacer?, no creo que mucho. Si bien es injusto e ilegal que alguien pretenda cobrarnos por transitar por el territorio nacional, también resulta más complicado confrontar con la persona que pretende cobrarnos.

Luego alrededor del mediodía, decidimos comer algo para reponer energías y tomar también un café caliente, si bien para algunos esto implica reiniciar la marcha con un mejor paso, pera mí por alguna razón significó lo contrario, es decir me dejo laxada, tal así que tuve que pedir después de una hora de intentar continuar caminando descansar un momento, me recosté en el piso y creo haber dormido unos minutos que fueron reconfortantes porque luego estaba como nueva. Continuamos el camino y ya hacia la una de la tarde y habiendo alcanzado 4 600 m.s.n.m. (11°39'55.1_S 76°15'03.5_W -), luego de seis kilómetros y medio de caminata, punto en el cual iniciamos el regreso por la misma ruta, completando un total de trece kilómetros recorridos y un desnivel de seiscientos metros.

Como les conté el perro que finalmente lo bautizamos como Tommy continuaba acompañándonos y de alguna forma cuidándonos, muy pendiente de nosotros esperándonos cada vez que avanzaba más rápido que nosotros y marcándonos claramente el camino de regreso.

Ya a cierta distancia de la carretera y cuando ya obtuvimos señal, nos comunicamos con el Señor Carlos Grijalva, quien ya se encontraba en el punto acordado para recogernos y llevarnos de vuelta a San Mateo y esta demás decir que ahora lo tendremos como contacto fijo cuando necesitemos transporte en la zona. Ya en San Mateo tomamos el bus a Chosica y finalmente colectivo para Lima, terminamos exhaustos pero más por lo pesado del viaje en bus que de la misma caminata que fue como de costumbre todo un éxito, más aun que nos sirvió de maravilla como preámbulo de aclimatación para nuestra siguiente aventura, próximamente en Ancash.