miércoles, 29 de enero de 2020

YAULI – LAGUNA POMACOCHA



Nunca imaginé que desde el siglo XVI la localidad de Yauli empezó a escribir las primeras páginas de su historia. En efecto en el año 1580, durante el virreynato, se creó la comunidad de San Antonio de Yauli, conformada por aquellos sobrevivientes a los trabajos forzados en los obrajes y las minas, una suerte de selección natural, en la que los más fuertes sobreviven, dando lugar a sucesivas generaciones que se adaptan mejor a su entorno. 

El distrito propiamente entendido como una demarcación territorial que formaba inicialmente parte de la provincia de Jauja del departamento de Junín, fue creado en 1847. Luego al crearse la Provincia de Tarma pasó a formar parte de ésta, para finalmente convertirse en una de las provincias del departamento de Junín en el año 1906 con una extensión territorial de 388.42 Km2, dentro de los cuales se encuentran distribuidos diez distritos: La Oroya, Chacapalpa, Huayhuay, Marcapomacocha, Morococha, Paccha, Santa Bárbara de Carhuacayan, Santa Rosa de Sacco, Suitucancha, y Yauli, propiamente dicho.

Entre los atractivos turísticos de Yauli podemos mencionar el cerro Marcapunta, ubicado en el territorio de Chacapalpa, el cual cobija ruinas prehispánicas; las cuevas de Chuchamarca, las ruinas de Chuchomarca y las ruinas de Aquascocha, ubicadas en las faldas del cerro del mismo nombre, próximas a reservorios naturales de agua. 

También, a pocos minutos, podemos encontrar los baños termales de Yauli, que son uno de los principales atractivos turísticos de la localidad, conocidos entre los pobladores por su alto poder curativo. La temperatura de sus aguas se encuentra entre 38° y 52° grados centígrados y según creen sus pobladores tienen la propiedad de ejercer una acción energética en el organismo de la persona que se baña con estas aguas. Se dice que estos baños termales poseen minerales, los cuales son el producto de los restos volcánicos que fueron removidos por los terremotos y según los pobladores sus calientes aguas son capaces de curar diversas enfermedades tales como artritis o reumatismo. Desde mi punto de vista, no hay nada mejor que remojar el cuerpo en unos baños termales luego de una ardua caminata por la zona.

Este era mi regreso a Yauli luego de muchos años, con el objetivo de trazar algunas rutas de montaña capaces de poner a prueba nuestro estado físico en el marco de los paisajes naturales de la zona, eligiendo para esta ocasión la Laguna Pomacocha como destino. Pomacocha es una de las varias lagunas altoandinas de la provincia de Yauli, perteneciente a la vertiente del Atlántico, pues sus aguas van a desaguar en el río Mantaro, que, a su vez, tras varias confluencias y cambios de nombre, termina por unirse al Ucayali. Éste y el Marañón forman el río Amazonas.

Luego de un proceso de aclimatación en la localidad de San Mateo (3 149 msnm) partimos antes de que salga el sol, ligeramente pasadas las cinco de la mañana, con destino a la localidad de Casapalca (3 740 msnm), donde luego de una veloz taza de café, hicimos un trasbordo con destino a la localidad de Yauli (4 100 msnm), una vez en el distrito culminamos el proceso de aclimatación con un desayuno un poco más contundente, para luego preparar el equipo y empezar a recorrer el camino que nos conduciría a la laguna Pomacocha (4 400 msnm), para lo cual habíamos alcanzado ya las ocho de la mañana, marcada en nuestro registro como la hora de partida.

El camino es una carretera afirmada que une el distrito de Yauli con el caserío de Pomacocha, con una distancia de ida de aproximadamente diez Kilómetros y la cual pasa muy cerca a los baños termales de la localidad, ubicados a dos Kilómetros de nuestro punto de partida y respecto de los cuales, por razones estratégicas, decidimos visitar a nuestro retorno de la laguna. La ruta no nos exigió mayor esfuerzo, pero si era necesario un adecuado proceso de aclimatación para poder hacer el recorrido de manera continua y dentro de los tiempos establecidos. Siendo la una de la tarde llegamos a nuestro destino, la Laguna de Pomacocha, donde hubo tiempo para preparar café, comer unas barras energéticas y contemplar el paisaje, para luego emprender el retorno a Yauli, previa parada en los baños termales del mismo nombre para una sesión de treinta minutos de relajo en sus tibias aguas, lo cual nos abre el apetito y nos invita a tomar un sueño reparador. Haciendo un gran esfuerzo dejamos las tibias aguas de los baños termales y nos dirigimos en un tramo final de dos Kilómetros a Yauli, donde llegamos a las siete de la noche, justo para la hora de la cena, para luego dormir profundamente.



domingo, 12 de enero de 2020

LOMAS DE PACHACAMAC

Las lomas costeras, según lo que no enseñaron en la escuela, son zonas que durante el invierno, debido a la acumulación de neblina de junio a noviembre, reverdecen, sirviendo de hogar temporal a distintas especies como caracoles, zorros, vizcachas, lechuzas y turtupilines.

Estas zonas son ideales para los observadores de la naturaleza, sino para aquellos que en armonía con el medio ambiente deseamos realizar caminatas de montaña no muy exigentes en lo que a la altura sobre el nivel del mar se refiere, pero si con un cierto grado de dificultad en lo que a la distancia se refiere, sumado a eso el clima relativamente caluroso y sol sofocante, y neblinas envolventes.

A poco menos de cuarenta kilómetros al sur de Lima, muy cerca del valle del río Lurín, en el marco de un un paisaje seco y arenoso, la naturaleza nos muestra formaciones vegetales propias de las lomas, en las que hace muchos años el botánico Augusto Weberbauer identificó la presencia de especies como el cedrón, la lantana, el pájaro bobo, la chilca y el amancae, y árboles como el sauce, el espino, la guaba, el choloque y el molle, este último de múltiples propiedades alimenticias, medicinales, tintóreas y ornamentales. 



De acuerdo a mi experiencia, la temporada de lomas va entre los meses de Junio a octubre, mes hasta el cual se puede observar en su habitat a las vizcachas saltar entre las rocas y tomar el sol al amanecer, para luego perderse entre las caiguas cimarronas, ocas, culantros silvestres, donde se alimentas de gran variedad de insectos y se cuidan de las aves de presa, habitantes también de ese ecosistema. 

Todo esto en su conjuto conforma las lomas de Pachacamac, situadas a tres kilómetros de la margen izquierda del río Lurín y a cinco kilómetros del flanco derecho. Ahora bien, según hemos podido averiguar en la base de datos del diario El Comercio: “Por ser consideradas como el ‘pulmón verde’ del sur de Lima, las lomas de Lúcumo, Pachacámac, Retamal y Manchay han sido declaradas de interés distrital por el municipio de Pachacámac. Según la ordenanza Nº 234-2019-MDP/C, publicada este viernes en el Diario El Peruano, la comuna deberá darle un carácter de conservación, protección patrimonial, cultural y paisajista a estas áreas consideradas como ecosistemas frágiles.”



Nuestra aventura empieza un fresco sábado de agosto por la mañana. Seis en punto salimos de Lima con destino a Lurín, para finalmente luego de un hora hora de viaje llegar a un punto del valle conocido por el Mexicano, donde uno puede dejar su vehículo con toda seguridad. Se trata de kiosko a pocos metros del valle, donde los ciclistas de montaña dejan sus vehículos para dar inicio a sus aventuras. Esta vez nos toco ir sin biclas, pero al igual que en otras oportunidades sería nuestro punto de partida a 450 metros sobre el nivel del mar.

Nuestro objetivo era alcanzar el punto mas alto de las lomas ubicado a una distancia y altura inciertas para nosostros, para justamente poder documentar esos datos. Tomamos el sendero que sale de El Mexicado como quien toma la ruta a Cieneguilla, pero al llegar a los campos de cultivo, a cien metros del kiosko, nos dirigimos al a derecha por el camino que sube hacia la zona donde los ciclistas practican downhill, momento en el cual ya estabamos en medio de las Lomas, rodeados de puro verdor. Solo teníamos que seguir la carretera la cual luego se convierte en un camino peatonal, los cuales en un tramo de siete kilómetros nos condujo hasta los 875 msnm, casi al limite final de la región costa o chala, según la clasificación de Pulgar Vidal.

Todo el camino estuvimos acompañados por la niebla, esa niebla de que da la vida, esa niebla que nos da una sesación términa muy elevada, sin dejarnos ver el sol. Al llegar a lo mas alto, por la época del año, no pudimos ver el valle o las lomas en toda su extensión, pero sabíamos que estaban alli, lo mejor que pudimos ver fue a un ave de presa vigilando sus dominios. Luego, vino el retorno de siete kilómetros, mucho mas rápido por ser de bajada. Es así que a la una de la tarde ya estabamos en el carro, camino a casa, no sin antes buscar una clasica pachamanca de la zona, para apasiguar el hambre y recuperar energías.






TREKKING EN YURACMAYO



Por Ivan Canturin Cuntti
Director del Inka Fest
Embajador de Spot en Sudamérica
Fotos: Renzo Miranda

Ivan Canturin









La Cordillera Central está ubicada entre los departamentos de Lima (Huarochirí, Yauyos) y Junin (Yauli, Jauja). Se pueden apreciar los nevados Japayoc, Paca, Vicuñita, Pacccha, Pico Raquet, Pachacoto, Tatajaico, Putca, Jaico, Tunscho, Pariacaca, Collepucro y las lagunas de Quilulacohca, Paccha, Rinconada, Pomacocha, Totoral, Azulcocha, Huallacocha, etc. El nombre quechua de Yracmayo significa Rio Blanco.

La partida tuvo lugar la noche del 26 de julio, por la Carretera Central, en dirección a San Mateo, ubicado sobre los 3 120 m.s.n.m. donde se pernoctó. El 27, muy temprano, se alistó la movilidad y se hicieron las últimas compras que faltaban al equipo de trece personas, entre los limeños y trujillanos (Trekking Trujillo). El grupo partió rumbo al a la Quebrada de Río Blanco, en el kilómetro 101 de la Carretera Central, donde hay un desvío que conduce a la represa de Yuracmayo, sobre los 4 100 metros de altitud, en un tiempo de recorrido que puede tomar hasta dos horas, entre San Mateo y Río Blanco.

Ese mismo día se armó el campamento base a 4 400 m.s.n.m. en una explanada rodeada de montañas, cerca al río. Después de recorrer la zona se distribuyeron los espacios, como baños, la ubicación de las carpas, entre otros detalles, para tener un campamento base organizado. Alrededor de las 4 de la tarde empezó a nevar y no paró hasta la madrugada del 28. Para muchos de nosotros era el momento ideal para la fotografía y para otros se trataba de no salir de las carpas.

El 28, muy temprano, se partió hacia nuestro primer destino, la Laguna Rinconada, ubicada a 4 750 m.s.n.m. y con una distancia promedio de 15 kilómetros entre ida y vuelta. Todo el recorrido estuvo cubierto de nieve, lo que le dio más espectáculo al recorrido. El sol recién nos alcanzó a las 8:45 am donde nos pudimos quitar algo de abrigo para el camino que recién empezaba. Se apreciaron varios nevados como el Pacccha y el Japayoc, entre otros, mientras se avanzaba al nuevo destino.



Después de algunas horas de recorrido se llega a la Laguna Riconada, con mas nevados muy cerca, que forman parte de la Cordillera Central. Después de un breve descanso, un bien café y algunos alimentos, emprendimos el retorno, ya que el temor era que empezara a nevar o llover, pero tuvimos suerte y se llegó al campamento base con buen clima. Todos a sus carpas y a preparar la cena, previo buen descanso.

El 29 teníamos otro recorrido de casi 29 kilómetros. Se trataba de llegar al glacial del nevado Sulcón, a 5 100 m.s.n.m. Nos levantamos temprano y partimos a nuestro segundo destino, un poco las largo y alto. El camino era mas empinado. Ese día no había nevado, así que por partes el camino estaba con agua de los riachuelos de los deshielos de los nevados  y de la nevada del día anterior. Después de unas horas de intensa subida, el grupo se fue dividiendo. Un grupo se adelantó a buen paso, mientras que el otro prefirió retornar al campamento base, ambos grupos siempre fueron monitoreados por los encargados de Zona de Montaña (Germán Chávez) ante alguna ocurrencia o cualquier incidente. El grupo de avanzada, liderado por José Usquiano, llegó a la base del nevado Sulcón con un viento muy fuerte. Un buen café caliente preparado por nuestro amigo Renzo Miranda, calmó en algo el frío. Las fotos de rigos y media vuelta hacia el campamento base, cuyo retorno nos tomó como tres horas hasta llegar. Uno buena comida caliente y una buena charla entre amigos nos relajó. 

Al día siguiente se alzó el campamento base y todos retornamos con nuestra mochilas hasta la represa de Yuracmayo donde la movilidad nos esperaba para el retorno directo a Lima, todos con menos peso en nuestras mochilas pero cargados de aventuras, anécdotas, fotos y nuevas amistades.

La Cordillera Central, zona de Yuracmayo, puede acoger un sinfín de aventuras, solo te tienes que animar y hacerlo.  




Nota del Blog: Tuve la oportunidad de participar en esta aventura, gracias a la invitación de Ivan. Me corresponde resaltar no solo lo espectacular de la ruta y los paisajes, sino también la organización. Tuve también la suerte de estar en el pequeño grupo de avanzada (cinco personas) que en el segundo día logro una aproximación a la base del nevado Sulcón.