domingo, 12 de enero de 2020

LOMAS DE PACHACAMAC

Las lomas costeras, según lo que no enseñaron en la escuela, son zonas que durante el invierno, debido a la acumulación de neblina de junio a noviembre, reverdecen, sirviendo de hogar temporal a distintas especies como caracoles, zorros, vizcachas, lechuzas y turtupilines.

Estas zonas son ideales para los observadores de la naturaleza, sino para aquellos que en armonía con el medio ambiente deseamos realizar caminatas de montaña no muy exigentes en lo que a la altura sobre el nivel del mar se refiere, pero si con un cierto grado de dificultad en lo que a la distancia se refiere, sumado a eso el clima relativamente caluroso y sol sofocante, y neblinas envolventes.

A poco menos de cuarenta kilómetros al sur de Lima, muy cerca del valle del río Lurín, en el marco de un un paisaje seco y arenoso, la naturaleza nos muestra formaciones vegetales propias de las lomas, en las que hace muchos años el botánico Augusto Weberbauer identificó la presencia de especies como el cedrón, la lantana, el pájaro bobo, la chilca y el amancae, y árboles como el sauce, el espino, la guaba, el choloque y el molle, este último de múltiples propiedades alimenticias, medicinales, tintóreas y ornamentales. 



De acuerdo a mi experiencia, la temporada de lomas va entre los meses de Junio a octubre, mes hasta el cual se puede observar en su habitat a las vizcachas saltar entre las rocas y tomar el sol al amanecer, para luego perderse entre las caiguas cimarronas, ocas, culantros silvestres, donde se alimentas de gran variedad de insectos y se cuidan de las aves de presa, habitantes también de ese ecosistema. 

Todo esto en su conjuto conforma las lomas de Pachacamac, situadas a tres kilómetros de la margen izquierda del río Lurín y a cinco kilómetros del flanco derecho. Ahora bien, según hemos podido averiguar en la base de datos del diario El Comercio: “Por ser consideradas como el ‘pulmón verde’ del sur de Lima, las lomas de Lúcumo, Pachacámac, Retamal y Manchay han sido declaradas de interés distrital por el municipio de Pachacámac. Según la ordenanza Nº 234-2019-MDP/C, publicada este viernes en el Diario El Peruano, la comuna deberá darle un carácter de conservación, protección patrimonial, cultural y paisajista a estas áreas consideradas como ecosistemas frágiles.”



Nuestra aventura empieza un fresco sábado de agosto por la mañana. Seis en punto salimos de Lima con destino a Lurín, para finalmente luego de un hora hora de viaje llegar a un punto del valle conocido por el Mexicano, donde uno puede dejar su vehículo con toda seguridad. Se trata de kiosko a pocos metros del valle, donde los ciclistas de montaña dejan sus vehículos para dar inicio a sus aventuras. Esta vez nos toco ir sin biclas, pero al igual que en otras oportunidades sería nuestro punto de partida a 450 metros sobre el nivel del mar.

Nuestro objetivo era alcanzar el punto mas alto de las lomas ubicado a una distancia y altura inciertas para nosostros, para justamente poder documentar esos datos. Tomamos el sendero que sale de El Mexicado como quien toma la ruta a Cieneguilla, pero al llegar a los campos de cultivo, a cien metros del kiosko, nos dirigimos al a derecha por el camino que sube hacia la zona donde los ciclistas practican downhill, momento en el cual ya estabamos en medio de las Lomas, rodeados de puro verdor. Solo teníamos que seguir la carretera la cual luego se convierte en un camino peatonal, los cuales en un tramo de siete kilómetros nos condujo hasta los 875 msnm, casi al limite final de la región costa o chala, según la clasificación de Pulgar Vidal.

Todo el camino estuvimos acompañados por la niebla, esa niebla de que da la vida, esa niebla que nos da una sesación términa muy elevada, sin dejarnos ver el sol. Al llegar a lo mas alto, por la época del año, no pudimos ver el valle o las lomas en toda su extensión, pero sabíamos que estaban alli, lo mejor que pudimos ver fue a un ave de presa vigilando sus dominios. Luego, vino el retorno de siete kilómetros, mucho mas rápido por ser de bajada. Es así que a la una de la tarde ya estabamos en el carro, camino a casa, no sin antes buscar una clasica pachamanca de la zona, para apasiguar el hambre y recuperar energías.






No hay comentarios:

Publicar un comentario